El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) es el sueño dorado de Monsanto y de las grandes farmacéuticas. Un tratado monstruoso que podría además extender la censura en Internet de forma masiva. Por suerte, para que se convierta en ley, cada país debe ratificarlo.
12 países acaban de sellar un acuerdo secreto que otorga a las corporaciones amplios
poderes sobre el 40% de la economía mundial.
La buena noticia es que en EE.UU., un creciente coro de voces de los partidos demócrata y republicano se está posicionando en contra y, si el Congreso dice NO allí, se paraliza el acuerdo.
El TPP condicionará nuestra forma de vivir desde Norteamérica hasta Chile, pasando por Nueva Zelanda. Además, la mayor parte del texto lo redactaron los negociadores y las empresas en secreto, y de espalda a la ciudadanía. Cuando Wikileaks reveló una parte, pudimos ver una muestra de lo nefasto que es:
- Si un país prohíbe una sustancia química tóxica, etiqueta alimentos transgénicos o endurece la legislación medioambiental, el TPP da poder a las empresas para denunciar a cualquier gobierno en un tribunal secreto presidido por jueces ligados a las corporaciones. Si el gobierno pierde, los contribuyentes podrían verse forzados a pagar a estas empresas miles de millones de dólares en concepto de pérdida de beneficios.
- Con el TPP, los gigantes farmacéuticos podrían extender tanto sus monopolios que el acceso a los medicamentos baratos que salvan la vida a pacientes de cáncer y SIDA podría verse restringido.
- El acuerdo podría criminalizar a todos aquellos que den la voz de alarma sobre actividades corporativas ilegales a través de sistemas informáticos.
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